20 dic 2008

Ultimátum De Un Varanus Komodoensis.

Dragón de Komodo.
Estoy harto de los "amigos" colaterales. Merodeadores, como hienas, lacayos de la envidia y el resentimiento. Con la ironía como arma, lista para disparar. Arma de principiantes, epidérmica. Pretenden que un raspón en la cara me hiera profundo. ¿Por qué no invierten ese tiempo en prestar atención al espejo?
No tolero sus descargos de cartón y grandilocuencias virtuales. Me avinagran el vino. Un día van a preferir no haberme conocido. Porque cuando me defiendo, no utilizo la levedad irónica. Soy hipodérmico, directo, patógeno como el beso de un Dragón de Komodo.
Bien expresa Rainer María Rilke en "Cartas a un joven poeta": "Busca la profundidad de las cosas; hasta allí nunca logra descender la ironía."
Y no te metas nunca con un loco. Menos con uno que no lo parece, como yo. Porque tengo la capacidad de abstraerme completamente. Mientras hablás, te observo, te estudio. Y espero.