4 abr 2009

Estresado.

Mis amigos piensan que estoy estresado. ¿Yo? ¿Qué cosas pueden estresarme?
¿Subir al colectivo y tener sólo un peso con cinco centavos, que nadie te preste los 15 centavos restantes y tener que bajarte?
¿Salir a pasear al perro y, mientras mirás como eligió hacer sus necesidades frente a la puerta de un local de ropa para damas, recordar que no trajiste bolsita para levantar el regalito?
¿Cruzar una avenida con un delgado y delicado panel para una escenografía, que costó sus buenos mangos y que te lo parta al medio el viento?
¿Estar sentado en una clase de la facu pensando en el laburo y estar en el laburo preocupado por la facu?
¿Dormirme en el curso de literatura que tanto adoro?
¿ Que la gente en la cual confiaba me defraudó?
¿Convertí a alguien querido en socio minoritario de mi negocio y ahora te me arrepiento, por no poder exigirle, justamente, por ser amigos?
¿Hacer una hora y media de cola en un banco y justo antes de mi turno, notar la ausencia de mi imprescindible documento?
¿Hacer otra hora de cola en el Fucking Village Recoleta para comprar un sandwich mugriento con una coca y que me digan: -va a tardar quince minutos. -¡Pero la película comienza en cinco! ¿Me lo llevan a la sala?" Y recibir un - NO - como respuesta?
¿Por tener que rendir cinco materias este cuatrimestre, más el laburo extra que conseguí ?
¿Ese tipo de cosas? Jamás.

Perfil del estresado
¿Sufrís estos síntomas?
1. Me preocupo.
2. El corazón me late muy rápido y/o me falta aire y la respiración es agitada.
3. Realizo movimientos repetitivos con alguna parte de mi cuerpo, me quedo paralizado o mis movimientos son torpes.
4. Siento miedo.
5. Siento molestias en el estómago.
6. Fumo, como o bebo demasiado.
7. Tengo pensamientos o sentimientos negativos.
8. Me tiemblan las manos o las piernas.
9. Me cuesta expresarme verbalmente o a veces tartamudeo.
10. Me siento inseguro de mi mismo.
11. Se me seca la boca y tengo dificultades para tragar.
12. Siento ganas de llorar.
Si reunís algunos de estos puntos, probablemente padecés estrés.

Fuente: Universia.
Sorry por mi ausencia en estos días.
Demasiadas actividades.
Agotamiento.
Pero he vuelto.

30 mar 2009

Homo Videns.

Hace un par de días dije en un post que estaba harto del "homo videns" y me preguntaron cual era el significado. Bueno, hallé esta monografía sobre la obra de Giovanni Sartori, "La sociedad teledirigida" donde está explicado a la perfección. Los invito a leer un extracto de la misma:
"Giovanni Sartori advierte: un mundo concentrado sólo en el hecho de ver es un mundo estúpido. El homo sapiens, un ser caracterizado por la reflexión, por su capacidad para generar abstracciones, se está convirtiendo en un homo videns, una criatura que mira pero que no piensa, que ve pero que no entiende.
El proceso comienza desde la infancia. La televisión es la primera escuela del niño, en donde se educa con base en imágenes que le enseñan que lo que ve es lo único que cuenta. Así, la función simbólica de la palabra queda relegada frente a la representación visual . El niño aprende de la televisión antes que de los libros: se forma viendo y ya no lee. Dicha formación va atrofiando su capacidad para comprender, pues su mente crece ajena al concepto -que se forma y desarrolla mediante la cultura escrita y el lenguaje verbal-. De esta manera, "Los estímulos ante los cuales responde cuando es adulto son casi exclusivamente audiovisuales".
Dejando a un lado la función de entretenimiento que la televisión tiene, Sartori se concentra en su labor formativa. No es el homo ludens el que le interesa, sino el homo videns. Si el niño crece junto al televisor, su concepción del mundo se vuelve una caricatura; conoce la realidad por medio de sus imágenes y la reduce a éstas. Su capacidad de administrar los acontecimientos que lo rodean está condicionada a lo visible: su capacidad de abstracción (de trascender, por decirlo de algún modo, lo que le dicta el ojo) es sumamente pobre, "no sólo en cuanto a palabras, sino sobre todo en cuanto a la riqueza de significado". La imagen no tiene contenido cognoscitivo, es prácticamente ininteligible. El acto de ver anula, en este caso, el de pensar. El concepto queda sumergido entre colores, formas, secuencias y ruidos de fondo. En tanto que la asimilación de una palabra requiere del conocimiento de un lenguaje y de una lengua, la imagen, por su parte, se procesa automáticamente: se ve, y con eso es suficiente.
Por supuesto, Sartori no ignora las repercusiones políticas que acarrea el surgimiento del homo videns. Si es cierto que la democracia es el gobierno-de la opinión, y que los medio(especialmente la televisión) son, en gran medida, formadores y transmisores de la misma, entonces la importancia que adquieren como instrumentos de y del poder es enorme.
En el mundo del homo videns no hay más autoridad que la de la pantalla: el individuo sólo cree en lo que ve (o en lo que cree ver). Sin embargo, la imagen también miente; puede falsear los hechos con la misma facilidad que cualquier otro medio de comunicación, con la diferencia de que, "la fuerza de la veracidad inherente a la imagen hace la mentira más eficaz y, por tanto, más peligrosa". Además, la propia naturaleza del espacio televisivo tiende, irremediablemente, a descontextualizar las imágenes que transmite, pues mientras se ocupa de las últimas noticias y de las imágenes más escandalosas, margina otros aspectos que aunque pueden ser más importantes que los que se ven, no son, plásticamente, tan atractivos. Lo inquietante es, pues, que el poder de la evidencia visible es contundente, ésta siempre dice lo que tiene que decir: su veredicto es irrefutable.
Sobre la posibilidad del gobierno del pueblo en la época del homo videns, Sartori cita a Ghita lonescu: "El hecho de que la información y la educación política estén en manos de la televisión [ ... ] representa serios problemas para la democracia. En lugar de disfrutar de una democracia directa, el demos está dirigido por los medios de comunicación". Éstos no son el espejo de la opinión pública, sino -la pantalla que recoge el eco que viene de regreso. De acuerdo con Sartori, no reflejan los cambios que ocurren, sino las transformaciones que, a la larga, promueven. La abundancia de información no garantiza la comprensión de los fenómenos: "se puede estar informadísimo de muchas cuestiones, y a pesar de ello no comprenderlas". La televisión produce un demos cuyo criterio somete a sí misma. No es una multitud que cree opinión, es un público que la demanda. Y así, se genera un grave problema de auto consistencia: la referencia del público es la opinión que los medios transmiten, de manera que el productor produce a sus consumidores y éstos, a su vez, se vuelven adictos al producto. Un homo videns que ha perdido la capacidad de disentir se vuelve, entonces, un elector tele dirigido. "En estas condiciones, el que apela y promueve un demos que se auto gobierne es un estafador sin escrúpulos, o un simple irresponsable, un increíble inconsciente."