6 jun 2009

Tiempo Al Tiempo.

Salgo en 10 minutos. Hace horas que espero. En diez te paso a buscar. Estoy llegando. Dame media hora. Un segundo por favor. Se atrasó el vuelo. Adelantaron la hora. Tienen 45 minutos para responder. Una hora para almorzar. Time Out. La pausa son cinco minutos y el valium es la opción en este delirio de horarios masivo que nos rige y ahorca cada día. No recuerdo un día sin algún compromiso preestablecido. Hasta para salidas informales uno tiene que correr: cine, teatro, cena, gimnasio, todo está cronometrado. Y cuando mejor la estás pasando, riendo, quizás con un par de copones de más, ya se hizo tarde. A dormir porque mañana domingo a las doce en punto te esperan tus viejos a comer. Ni hablar de la carrera contra reloj cuando te quedaste dormido para llegar al laburo. Peor si fichás como es mi caso. Mecanismo de control de presentismo, ya viejo a fines del siglo XIX. No importa si laburás bien o mal, importa que cuando llegás o te vas, pases la tarjeta. Podés ser un inoperante atómico; sin embargo, cumplir con el horario es lo único que importante. En fin, estoy cansado. ¡Quiero despertar en una isla onda Lost; pero más parecida a un spa, no con tanto conflicto y falta de elementos de higiene como en la serie.

3 jun 2009

Generación Hentai.

Un mundo que ya no es mío. Ni entiendo. Ni me necesita como protagonista. Una generación hentai, virtual. Culto a la sobre- exposición. Aunque sólo pueda disfrutarlo como espectador, me llama mucho la atención. La ficción es su realidad. Aparecer en youtube, en facebook, fotolog. Ser parte de una red, de una de estas tribus urbanas, equivale a existir, avala su presencia en este tiempo y espacio. Un universo virtual como punto de apoyo, ante una realidad global incierta y caótica como nunca se ha visto. El refugio de la nueva gente es la web. Pero sin aire, sin agua, sin alimentos, no hay vida imaginaria que valga. Y ellos buscan no pensar en eso. La abstracción como objetivo principal. Miedo. Rebeldía. Todo se expresa a través del hardware y sus accesorios. Es paradójico: buscan el aislamiento, frente al monitor, en sus habitaciones, para poder comunicarse y estar en contacto con sus pares. Y sólo confían en ellos, en sus iguales. No hay modelos a seguir de otras generaciones, o sea padres y abuelos, la identificación es horizontal, no vertical como antes. Y los padres, al desconocer el uso de las herramientas informáticas, los nuevos meta-lenguajes, al no estar actualizados, no pueden comunicarse con sus hijos y el abismo es cada vez mayor. Nosotros nos hemos visto forzados a adaptarnos a las nuevas tecnologías, ellos en cambio, han nacido con ellas, en ellas.
Era en donde prima la imagen, lo simbólico visual, sobre la palabra. No leen literatura, pocos reflexionan, la inmediatez exige acción, no introspección. Convertidos en seres sin límites a través de los medios, quedan sin tiempo para la auto-crítica. Todo es fotografiado, filmado, bailado, mostrado. No dicen "estoy triste" sino "mirá mi tristeza". El afuera define y aprueba. Hacer, no para uno mismo; sino para millones de miradas simultáneas. Todo es actuado para el lente de una cámara de fotos o video.
La juventud es la que rompe con las reglas y provoca cambios. Siempre ha sido así. Hoy el adolescente es un ser individualista pero expansivo, extendido, su yo es inconmensurable, disponible para todos, presente, on line. Lo privado ya no existe. La hipocresía del diario íntimo ya no gobierna. Escriben sus vivencias para ser leídos.
Parecen de otro planeta. Del planeta por venir. Sin embargo, prefiero un contexto en donde identificarse con códigos y ritos de pertenencia, bailar el pasito representativo, subir fotos a internet, sean los intereses de un adolescente y no consumir paco o alcohol, o aprender a usar un arma. Electros, floggers, emos, glams, chetos, cumbios, con conflictos a veces entre ellos por diferencias en cuanto a costumbres, vestimenta, música, peinados, nuevas palabras (no todo es paz y amor), los integrantes de estas nuevas tribus, son los hacedores de un mañana inmediato. Observalos, respiran por y para eso:


Subido a YouTube por 3601878820.

Subido a YouTube por floggersdeverdad.

1 jun 2009

Escrache A La Cajera del Café De La Librería "El Ateneo".

Este post se va a parecer a una descarga de "La peleadora", el blog de de Carolina Aguirre que sigo a través de Crítica Digital:
Salí de la universidad con tiempo para tomarme un cafecito antes de entrar a mi laburo. Decidí (bad idea) elegir el Café de la librería El Ateneo, ubicada sobre la avenida Santa Fe, en pleno barrio norte. Tomé algunos libros y me dispuse a pasar un buen momento. Pedí un capuccino con una porción de pastafrola. El capuccino estaba bien; pero la pastafrola era incomible, una piedra. Con amabilidad, llamé al mozo y se la devolví, explicándole mi descontento. Al rato vuelve el mozo con otro pedazo de esa porquería y me dice que sólo podía cambiarlo, que la encargada consideraba a su mercadería fresca y rica, por lo tanto, me la iba a cobrar, no podía devolverla. Por supuesto, enfurecido me dirigí a la barra, en donde una cajera resentida, seguramente porque la naturaleza no la dotó de belleza, se hizo la recia y me dijo que no le interesaba mi criterio. ¿En donde quedó lo de "El cliente siempre tiene la razón"? Le contesté de todo. Igual tuve que pagar. Me quedé corto. Debí haberle revoleado la porción por la cabeza; pero soy demasiado educado. Aunque no me fui del local sin quejarme. Tremenda descarga dejé asentada en el buzón de sugerencias y ante el gerente del lugar. El mismo comentó que, para la imagen de la librería, es una vergüenza tener gente así, a cargo de la concesión del bar. "Necesitamos de su reclamo para correrlos". No soy el primero en quejarse, parece. Lamentablemente, tampoco seré el último. Ojo, si vas a comer ahí y no te gusta algo, tenés que tragar todo igual, a menos que tengas un perro y no lo quieras.