Me volví loco hablando estos últimos días de cosas enormes como "La Máquina de Dios" y el destino de la humanidad. Hablar tanto del destino sin tener claro el mío. ¿Alguién lo tiene claro? Opino qué sí. Sobretodo los que nacen para desempeñarse en una actividad específica: "voy a ser artesano", "quiero ser médico". Pero para la gente con diversas capacidades e inquietudes, que no puede focalizar, como yo, es complicado. Soy cantante y escritor; sin embargo, parece no ser suficiente para nadie. De seguro porque, en algún lado de mi psiquis, no es suficiente para mí. O porque algún mandato oculto y enquistado me gobierna. Y dedico más mi vida a la sonrisa ajena que a mi propia sonrisa.
Argentina es un país difícil para el artista cuando desea promover su obra. Ahora, a punto de publicar un nuevo libro, estoy aterrado. Y bueno, equivale a criar un animalito salvaje: lo curás, le das protección, cuidado, lo ayudás a crecer. Y cuando está listo, lo liberás, lo entregás a la selva para la cual ha nacido.
Anoche vi una película con respecto al tema. Ambientada por supuesto en New York, ciudad en donde pueden tomarte en serio si tenés algo potable para ofrecer, por ejemplo, escribir. Se llama Purple Violets, de Edward Burns, con Selma Blair, Debra Messing, Patrick Wilson y el propio Edward Burns. Si bien es la típica película yanqui, más allá del formato, es muy bueno el contenido. Dice mucho, sobretodo para aquellos que nos dedicamos a escribir y a diario, nos preguntamos ¿Qué va a ser de mí? La recomiendo.
1 comentario:
muy buena la notaaaa. y mis poemaaas? un abrazo!
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