23 feb 2009

¡Cómo Estamos!

Ultimamente, amanezco tensionado, como en estado de alerta, constante. No logro sentirme en paz, a gusto, salvo en pocas excepciones. Tal vez porque hoy, ningún sitio es del todo mi lugar. A veces me siento invadido, otras veces, el invasor. No sé. Cuando se vive sin tiempo para la reflexión, el entorno te toma desprevenido y vas perdiendo, poco a poco, el control sobre tus espacios, tus derechos, tus roles y antes de darte cuenta, ya son otros los que gobiernan tu castillo, tu vida.
El miedo te anula, ya no sos libre, de decidir, de mostrar, de enfrentar los prejuicios. Un típico esclavo de sus circunstancias. Okey, nunca es tarde para echar a los ocupas y recuperar la casa, tu confianza. Aunque ello exige un grado previo de maduración emocional, de estima, ese impulso determinante para dar el salto, que cuesta lograr. Por ejemplo, a través de la terapia. Y así volver a poner los punto sobre las íes y a cada quien en su lugar. Nadie vale más que uno. No debiéramos olvidarlo nunca.

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