12 mar 2009

Ser Espectador.

No salgo a caminar porque sí, sin rumbo. Siempre camino con determinado objetivo. Pongo el piloto automático y el cuerpo me lleva a destino. Mi pobre mente, como un pasajero zombie, va todo el trayecto rumiando proyectos, sueños, frustraciones, deseos. Y no veo todo lo que ocurre a mi alrededor. He comenzado a realizar un ejercicio digno de Osho. Dejar de ser el protagonista de la película por un momento, caminar más lento y comenzar a observar el entorno. ¡Nos cruzamos con tantas vidas y suceden tantas cosas que ignoramos, que no vemos!
Por eso, haciendo uso de mi mano de escritor, quiero contarles lo que veo cuando aminoro el paso, cada día, aunque sea un ratito. Me siento muy bien luego, porque me abstraigo de mis pensamientos y por otro lado, disfruto del tiempo y el espacio en que me ha tocado vivir. Soy, desde hoy, un recolector de hechos simples. No, no fumé nada. Jaja.
Hoy, cuando salí de mi casa rumbo al trabajo, que me queda a pocas cuadras, me convertí en espectador de un diario y enorme show . Estas son algunas de las cosas que vi:
Me crucé con dos carteles humanos que decían: "El viaje es México". Una señora demasiado producida con una permanente rosa y enormes anteojos de los años sesenta le gritaba a su caniche, teñido también de color rosa. Un hombre de 40 años mas o menos, con look artesano de las ferias hippies de Palermo, sentado en el cordón de una avenida, cantaba a viva voz la canción "Volver". Una mamá joven, levantó la caca de su perro, marca perro, tapándole los ojos a su hija de aproximadamente cinco años para que no vea la explícita escena. Buenos Aires, siglo XXI, cambalache también.

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