21 jul 2008

Confusión climática.


Estoy cansado. Soy un artista, loco, oscuro, zarpado, hedonista, forzado a comportarse como un muñeco burgués destinado a fluctuar entre tonos negros o tonos marrones, entre restaurantes de moda y vinos sobrevaluados, tal vez por el resto de mi vida.
¿Quién me fuerza? Yo. Porque me he visto demasiadas veces clavado a la soledad de una heladera vacía, aterrado por el sonido de una cucaracha en pleno vuelo sobre mi cabeza o en la cueva de personajes oscuros y patológicos.
Hoy no sé si soy un zorro morboso disfrazado de señorito bien o un niño perdido desde hace años en un bosque negro frío y herrumbrado, inmóvil bajo el calor de un rayo de luz. ¿Va a durar ese rayo para siempre? No lo sé.
Quizás el disfráz vuelva a derretirse un día o, pero aún, descubra cómo una vez alguien predecible se autoproclamó artista para huir de la monotonía.
Mejor dejo de joder y me acepto, disociado o no, con todas mis climas en pugna como éste Buenos Aires. Ayer fue verano en pleno Julio. Hoy cero grado, ventiscas y lluvia helada. Y mañana tal vez una primavera intensiva en donde nazcan las flores confundidas para morir al día siguiente bajo una nieve insólita.
¿De eso se trata todo no?

1 comentario:

Brujita dijo...

Sobra decir que es una estación realmente melancólica... todos desde un lugar de Buenos Aires nos sumergimos en la profunda desgracia de vivir el día para apaciguarlo a la noche con un estar con nosotros mismos(me cebo un mate). el frío nos cala los huesos y aún así alcanzamos a distinguir los sonidos de los barcos que llegan al puerto y los de la puerta que desea abrirse.