15 ago 2009

Londres.

Big Ben y Palacio de Westminster.
Picadilly Circus.
The travel book shop.

Abadía de Westminster.
Después de Niza viajamos nuevamente a París y al otro día partimos a Londres en tren. Un viaje mucho más relajado que en avión, por lo agotador de todo el proceso: checking, migraciones, etc.
De más está decir que Londres es increíble. Paramos en un hotel hermoso en pleno Picadilly Circus, a un paso de todo. Totalmente recomendable esa ubicación. Además de recorrer los puntos característicos obligados, fuimos mucho al teatro, al cine, por ejemplo a ver el musical Billy Elliot, fabuloso en todo aspecto. Notting Hill, barrio famoso por la película homónima en donde actúan Julia Roberts y Hugh Grant , también estuvo dentro de nuestros recorridos. ¡No puede ser más encantador ese barrio! Con esas callecitas y todas las casitas pintadas de diferentes colores, ni un papel tirado en las veredas. Por supuesto, como buen turista y fanático de la película entré, me saqué varias fotos en la librería del film en donde se conocen los protagonistas: The Travel Book Shop. Fuimos después, entusiasmados, al Museo Británico... está bueno el edificio y es gratis la entrada. Aunque después de recorrer todo el muestrario de invaluables piezas milenarias, en su mayoría, productos del saqueo a otras culturas en un pasado no tan pasado, (lo mejor, para mí, es el sector destinado a Egipto), primero sentimos pena por esos objetos que no están en sus lugares de origen y después de una hora, cansancio. Hubo algo que me paralizó y emocionó: El Big Ben y el Palacio de Westminster. Este palacio sirvió como residencia del rey Enrique VIII durante el siglo XVI y la mayor parte de la estructura actual data del siglo XIX, época en la que el palacio debió ser reconstruido luego de un incendio en 1834. El Palacio de Westminster tiene cerca de 1.100 habitaciones, 100 escaleras y 5 kilómetros de pasillos. En esta impresionante edificación neo gótica dorada funciona el poder Legislativo del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, conformado por la cámara de los Lores y la de los Comunes. No podés imaginar la verdadera belleza y dimensión de estos prodigios de la arquitectura a menos que esté parado frente a ellos. Cualquier cosa que te cuenten es poco. Ningún otro monumento histórico me produjo esa sensación abrumadora. Comenzó a caer una llovizna mientras miraba el Big Ben y no podía ni quería moverme de allí.
Estuvimos, aunque no pudimos entrar por el horario, en La Torre de Londres: Testimonio de la crueldad de otra época y también es una fortaleza muy bien conservada. Fue hogar y refugio para muchos reyes y su último ocupante fue Jacobo I. En sus celdas se han albergado ilustres personajes como Ana Bolena, Tomás Moro, Rudolf Hess, Robert Devereux (conde de Essex) y la Condesa de Salisbury quienes fueron acusados de traición y ejecutados en su interior (generalmente en la Torre Verde, a diferencia de los plebeyos que eran ejecutados en lugares públicos). Son testimonios en pie, de siglos de historia y uno pasa por ahí, con la camarita digital, queriendo captar lo inabarcable. Es muy difícil tomar verdadera dimensión del valor y significado de esas reliquias en calidad de turista. Turista hace referencia a algo pasajero. ¿Y, cómo puedo, siendo un ser pasajero, comprender algo hecho para durar eternamente? Me podés contestar que, puedo comprenderlo porque esas paredes fueron levantadas por manos pasajeras. Es una de las formas del ser humano de lograr la perpetuidad. Me fui al carajo... sigamos. El Tower Bridge que cruza el río Támesis es imponente también.
A la fabulosa Abadía de Westminster tampoco entramos por el horario. Sólo pudimos apreciar su belleza y misticismo desde el exterior, suficiente para perder el habla por unos instantes. Se trata de una de las iglesias más visitadas del mundo cristiano y la principal catedral anglicana del Reino Unido. Es una obra maestra arquitectónica que configura un hermoso edificio lleno de monumentos y tumbas taciturnas. Sin dudas es uno de los monumentos góticos más característicos de Gran Bretaña. Fue construida por Eduardo el Confesor entre los años 1045 y 1050 y el día 28 de diciembre de 1065 se llevó a cabo su consagración. Eduardo construyó la catedral luego de no cumplir con un voto en el que prometía realizar una peregrinación y para redimirse el papa aconsejo la construcción de una abadía. Cuenta la leyenda que mucho antes, en el sitio donde hoy está la Abadía, un pescador del Támesis divisó a San Pedro. Fue lugar de coronaciones y bodas de muchos monarcas y alberga los sepulcros de los soberanos más notorios del país además de la tumba del Soldado Desconocido.
El Palacio de Buckingham no me llamó tanto la atención; pero vale la pena conocerlo, claro. En un principio fue un petit hôtel construido para el primer duque de Buckingham en 1703 y luego fue adquirido por el rey Jorge III en 1762 para convertirlo en residencia privada. La última gran reforma del edificio fue bajo el reinado de Jorge V cuando en 1913 Aston Webb rediseñó la fachada este. En la actualidad es la residencia de la Reina Elizabeth II y del Duque de Edimburgo.
El Ojo de Londres, Hyde Park, en fin, tantos sitios fantásticos tiene esa ciudad y estuvimos en la mayoría ellos.
¡Qué mal se visten las inglesas en general! Con mini-faldas, telas y carteras brillantes, tacos de quince o veinte centímetros, son compendios al mal gusto. ¡Encima, se agarran unas borracheras espantosas y pretenden sostenerse sobre esos tacos! Vimos a algunas que no lo lograron y terminaron en el piso. Otra contra: los restaurantes cierran a las once de la noche y no tenés donde comer, salvo en algún fast- food. Pero la gente es muy divertida, mucha mezcla de culturas. Es gente predispuesta a la salida, a pasarla bien. ¡Cómo corre la cerveza. La pasamos genial y no veo la hora de volver a subirme al típico red bus de dos pisos.
Mañana: Barcelona.

1 comentario:

Unknown dijo...

Qué hermoso viaje estás haciendo, Franco. Buenísimas las fotos y el relato. Qué privilegio asistir a esos prodigios de la arquitectura, como decís. Mucha suerte en Barcelona!
Un abrazo.