21 ago 2009

Botón Rojo.

Determinada gente con temas de conversación que no me interesan, "deben" interesarme. Ultimamente, estos mismos ojos y oídos acostumbrados a devorar con ansias la sabiduría y sentido práctico de mis abuelos; o a encarar la vida desde el humor, el desenfado , la creatividad y la no impostura "deben" tolerar modismos, maneras y comentarios de cada pseudo-chosno patricio almidonado...
Individuos sobrestimados, que ya te subestiman antes de decir "hola". Necesito a un "Alfonsín" señalándome desde su palco entre la multitud y gritando "un shock de espontaneidad por allá por favor" o "un amigo sincero y relajado para aquel joven". ¿Por qué me obligo a tolerar tanta pretensión? Por la causa más noble y profunda de todas...
En cierta medida son graciosos: como versiones de las "hermanas Ocampo" o de un "Leopoldo Lugones" pero sin obra alguna producida que fundamente sus actitudes. ¿Parezco enojado? No, sólo un poco cansado. Y en mí esa sensación, es más delicada que el enojo.

No hay comentarios: