24 ago 2009

Verdad En La Trivialidad.

¿Soy frívolo? A veces sí. Es mi escudo de protección. Sobretodo en reuniones donde citar a un escritor o hablar del misterio de la existencia humana parecen malas palabras. Lo digo con afecto. Activo el programa "pasarla bien" y un sinfín de temas de revista dominical caen de mi boca. Todos contentos, todos ríen. Ojo, río de verdad. Disfruto de verdad. Cada persona tiene sus intereses particulares y en las reuniones de amigos no siempre esos intereses van a ser atrayentes. Por ello uno recurre a temas comunes, triviales, a la novedad. La comunión radica en "coincidir" con tus "pares" . Y a no ser, que un un taller sobre Parménides y Heráclito, dictada por algun catedrático sexsagenario, un sábado a las nueve de la noche, sea la joda total, esas coincidencias deben ser "comunes", compartidas, populares, aunque parezcas un tonto, descorchando vinos y derrochando cuerdas vocales para hablar de esa nada necesaria, chispeante, caliente, irresistible.
Desde siempre he creído que somos una especie manipulada ancestralmente por extraterrestres. "Somos, lo que buscamos en el espacio exterior". Creo en la reencarnación. Estudio Psicología. Amo la filosofía. Pienso mucho en por qué, un ser con llama divina como el ser humano, se empecina en comportarse como un virus. Considero al misterio de la muerte como una prohibición fundamental para el aprendizaje en esta tierra: un alumno de tercer grado, se aburriría mucho en clase si supiera, el contenido a dictarse en cuarto grado. Estamos en un aula. Y pasar de grado puede ser lo que entendemos dramáticamente por muerte. O no. No lo sé. Pasé los treinta. Y cuando me reuno con mis amigos, todo diferentes, no deseo hablar en serio, de mí, de mis razones. Quiero ser un entretenimiento y que ellos me entregan. Porque soy hedonista, porque la risa es salud, porque el vino sólo se disfruta enamorado y/o riendo. Baco entendía el misticismo de la uva y la risa. Existe un tiempo y un lugar para todo. Un día, después de haber hecho todo lo que pude y quise, y haber logrado diferenciar como Epicuro, los placeres necesarios de los innecesarios, (en los necesarios, considero, habita Dios) voy a recordar estas palabras, montado en un jeep, atravesando la patagonia, más allá de "El Fuerte", siguiendo el sueño de Martí y la voluntad de Percival , en busca del Santo Grial. "El camino, ya se sabe, es uno". ¿Entonces, soy frívolo? A veces. Porque no me falta pulpa para sostener el brillo de la cáscara.

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