7 nov 2008

Barack Obama

No puedo no mencionar el triunfo del demócrata Barack Obama en las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Por la magnitud de este hecho histórico, después de 8 años de administración republicana, por las inmensas expectativas de cambio que la mayoría del pueblo estadounidense ha depositado en su candidato electo. El mundo entero tiene puestos sus ojos en él. Norteamérica, parece, busca con este gran paso, modificar su imagen ante el mundo y recuperar la confianza perdida, después de tomar en los últimos años decisiones erróneas con tan graves consecuencias.
Lamentablemente, es de ingenuos pensar, que una nueva imagen va de la mano de una nueva identidad. En una empresa, cuando el packaging de un producto no convence, lo cambian; sin embargo el contenido sigue siendo el mismo. Seguro, algunas cuestiones serán repensadas para bien y así desinfectar profundas heridas Aunque hablamos de Estados Unidos. Dentro de la primera potencia mundial se puede hablar de ideas más o menos conservadoras; pero no de cambios extremos. Hoy todos cotorrean acerca del "primer presidente yanqui de color". ¿Acaso los presidentes anteriores han sido incoloros? Están obsesionados con el tinte, con el aspecto. Si bien representa algo fundamental como símbolo, después de tantos años de segregación racial y sufrimiento, hacer semejante hincapié en la tonalidad de una persona más que sus palabras, es un acto discriminatorio espantoso en si mismo.
Veremos que sucede. De nada valen mi crítica ni la tuya, como soldados rasos, hablamos de lo poco que nos dejan ver, de la punta del iceberg. Nos convencemos de que así son y así piensan. No sabemos nada. No decidimos nada.
Salvo cinco o seis poderosos protagonistas en este planeta de película, unos pocos son secundarios o extras y el resto somos sólo espectadores.
Me agrego entonces, a la lista de sudakas opinólogos condescendientes, que no paran de darle al tema, como si los yanquis supieran siquiera donde queda Argentina.
¡QUIERO CREER EN OBAMA!
Ahora los dejo, me voy a morfar un par de choris con birra a la Costanera Sur.

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