1 dic 2008

La Entrada Cuesta La Razón.

Suelo despertar con una sensación de incomodidad, de malestar, con ganas de arrojarme (con paracaídas) desde éste avión, tan veloz como el desaparecido Concorde, llamado destino. Está fresco y nublado. Estoy estudiando. No es el mejor clima ni la mejor actividad cuando te sentís tan raro. Soy un tipo raro. El deseo primario, ese inconsciente imposible de satisfacer, pesa fuerte en mí. La frase "no sé que quiero; pero lo quiero ya", me define. Algunas personas se divierten mucho conmigo porque todos los días, le agrego un sueño, un proyecto nuevo a mi vida: quiero ser guitarrista, quiero esa casa, quiero vivir en ese lugar, quiero publicar una revista, quiero estudiar arte digital, quiero, quiero. No poder develar, al menos un poco, lo que necesito, es agotador. Tal vez lo descubra a tiempo. O demasiado tarde. O nunca. Así es la vida. Al menos, la mía. También puedo estar volviéndome loco. Mejor, así voy a tener acceso al "Teatro Mágico - sólo para locos - ", descrito por Hermann Hesse, en su obra "El lobo estepario": "Esta noche, a partir de las cuatro, Teatro Mágico -sólo para locos-. La entrada cuesta la razón. No para cualquiera...".

1 comentario:

Chari dijo...

Hola qué tal qué gusto leerte, pues yo creo que pagaría la entrada.
He estado un poquito ausente , bueno véras terminé la semana de exámenes finales y aunque aún no veo mis calificaciones he estado descansando.