2 nov 2009

"Despedidas" Y El Yo Puro.

Pocos. Muy pocos. Son los momentos en los cuales descanso. O soy yo. Ser yo equivale a poner el cuerpo en segundo plano, las circunstancias y contratos sociales en un locker programado para abrirse sólo en el momento de accionar. Accionar significa sonreír, responder, solucionar, llevar a cabo, concretar, proyectar, cumplir. Cumplir con todas y cada una de las consignas, auto impuestas o por mandato, para llegar a mi ideal del yo. Piden demasiado. Doy demasiado. Por supuesto es un papel por mí elegido, un traje a medida. No paro. Y si paro sin reflexión previa siento culpa. Tiempo. El tiempo se ha encogido. Tiempo piden mis amigos y no lo tengo. Tiempo pide mi familia y no lo tengo. Tiempo pide mi alma y no lo tengo. Tiempo pide mi piel y no lo tengo. Lo dono a diario. A los demás o ese ideal; pero ese yo que anda en mí aburrido e ignorado se queda con las migajas. Por eso, cuando puedo ser yo. Me pongo muy cómodo: pantalón de gimnasia, remera vieja, pantuflas, mi adorado cangurito negro(si siento frío), y me entrego. A mí. A grabarme cantando con pistas de karaoke. A escribir diez hojas de una futura novela. A dos horas leyendo lo que me plazca. O a esa película misteriosa con efecto inesperado y movilizador; para terminar llorando, copón de vino, con vino, en mano, lavando recuerdos, soñando. Y luego correr, inspirado, a redactar esta nota. Para poder entregarme al sueño después de soñar, a mi yo puro. Sin la presión académica, estética y artística a la que he elegido someterme a diario.
Significa detenerme, pensar en el sentido de mi presencia en este mundo, escucharme, perdonarme, poder expresar sin censura, en paz, reír, desconectarme, llorar, contemplar y percibir a la vez el milagro de estar vivo, al menos durante un par de horas, cada día.
Hoy, por ejemplo, estuve en mi más puro elemento, como espectador de la película nipona "Despedidas", dirigida por Yojiro Takita. La defino con un sólo adjetivo calificativo: sublime. Sinopsis: Un violoncelista que se ha quedado sin trabajo al disolverse su orquesta vuelve a su pueblo natal, donde acabará trabajando preparando cadáveres para su descanso eterno. La ceremonia del amortajamiento, en la que se lava, viste, maquilla y coloca al difunto en el ataúd ante la presencia de los allegados, depende de los amortajadores, un oficio poco solicitado, pero que en "Despedidas" cobra vida. Un joven descubre la muerte en todas sus facetas, lo que le permitirá emprender una nueva vida. Yojiro Takita, es uno de los cineastas más famosos de Japón. Hasta que llegue nuestro tránsito, debemos despedir a los seres queridos que se van antes que nosotros. Un tema universal que evoca el amor a la pareja, a los padres, a los hijos, los lazos que unen a las familias, a los amigos, a los compañeros de trabajo, en una película que despierta fuertes emociones y humor al mismo tiempo. ¿Cómo se enfrentará Daigo, el personaje, a la vida y a la muerte como amortajador, marido, hijo y ser humano? La despedida final, un adiós lleno de felicidad. "Despedidas", con un Oscar a la Mejor Película de habla no inglesa y 10 premios de la Academia de Cine de Japón. Una obra maestra y se las recomiendo con todo mi corazón. Me impactó porque toca un par de temas que asocio a vivencias personales intensas y difíciles. Me sirvió mucho este film para rescatar algunas cosas fundamentales que había olvidado. ¡Y la selección de música! Increíble. Frases: "Para sobrevivir hay que comer. Para estar vivo hay que comer algo rico, aunque sean cadáveres". "La muerte no es un final, es una puerta.". "Gracias por todo. Hasta pronto". "Despedidas".

Subido a YouTube por rainy9413.

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