22 ago 2008

Feriado Brotado.

No me van los días feriados lindos. Prefiero cuando llueve. Porque la lluvia invita a la contemplación, a la reflexión. Los días feriados lindos te obligan a salir. A distraerte. ¿Y qué tiene de malo eso? No quiero distraerme. No tolero desperdiciar el tiempo. ¿Distraerse es aprovecharlo? Mirá vos. Buenísimo.
Entonces dejá de leerme y andá a comprar huevadas a una feria hippie, o a embotellarte cinco horas en el auto, con tu peor es nada y tus cinco engendros en alguna autopista, desesperado buscando un cacho de verde a la orilla de algún camino para alcanzar a tomarte unos matecitos, quince minutos antes de decirle chau al sol. Y después emprender el pesado viaje de regreso a la ciudad.
El feriado va a pasar; y a la noche, después de dos botellas de cerveza y un plato de comida comprada, ¿qué te quedó? ¿un día en familia? Es la excusa para todo aquel con miedo a estar consigo mismo. Te aburrís. No tenés nada para hacer. No sábes hacer nada. ¿Sos necesario para el mundo? ¿Por qué cosas te van a recordar? ¡Apagá la televisión! ¡Lee! ¡Estudiá! ¡Escribí un diario de tu vida! ¡Convertite en fotógrafo!! ¡Hacé un curso de algo! ¡Dejá algo!
Cuando mueras tu lápida va a decir: “Aquí yace un hombre que todas las noche pedía delivery". O “Aquí yace una mujer que no se perdió un sólo programa de chimentos durante 30 años”.
¿En qué estaba yo? Ahora recuerdo: no me van los días feriados lindos.
Ya vuelvo, me voy a pasear con mi perro. (sí, mío). ¡Está tan lindo el día!

No hay comentarios: