19 ago 2008

¿Podré?

Necesito no pensar por un par de días. Vacaciones cerebrales. En filosofìa se denomina "epojé" a ese estado de reposo mental por el cual ni afirmamos ni negamos, algo así como un paréntesis entre juicios.
Quiero disfrutar de y con mi perro (sí, ahora es mío). Salir a cenar. Degustar algún vinito por ahí. Sentarme a tomar un poco de sol, con una cerveza compañera, (nunca agua) en algún bar de Palermo Soho.
¿Sol? Mejor no. Odio el sol salvo el caribeño. Si no está acompañado de arena blanca, océano esmeralda o turquesa, de tragos largos, de música, fogatas y fiesta, no va. La luz del sol en tiempos laborales y/o de estudio, te recuerda cuan alejado estás del paraíso.
¿Por qué algunas personas nacen en él? Cómo los habitantes de Porto do Galinhas al norte de Brasil. Tuve la oportunidad de conocer ese lugar a principios de este año y fue una experiencia mágica. Sí, mágica. Caminar de noche por la costa, con inmejorable compañía, bajo una luna nítida, tan real y a la vez de ficción. La simpleza de sus pobladores. El clima. La comida. El pueblo de pescadores.... tienen, por supuesto, sus problemas como todos; pero viven rodeados de belleza, de un sin tiempo único. ¿Y por qué a otros nos toca nacer a dos o más escalas, tan costosas, de estos oasis? ¡Por qué!
No paro de pensar... Help!

No hay comentarios: