17 nov 2008

Amanecí cruzado.

Brote I:
Me fascina el pop, en todos sus estilos; y el glam rock. Para que te enteres, yo fui uno de esos personajes glam que circulaban por ahí, cuando Ave Porco, Morocco y Nave Jungla eran emblemas de la ya difunta noche alternativa porteña. Y me siento orgulloso de haber soltado alguna vez las riendas de mi esencia. Por eso quizás, puedo hablar de la gira de Kylie Minogue o de Yasunari Kawabata, primer premio Nobel de literatura de Japón, con el mismo énfasis y atrevimiento, porque todo me aporta, porque aplaudo la capacidad de expresión en todas sus gamas. Acostumbrate o buen viaje.
Brote II:
No creo en los ghettos culturales, en los creativos que no se bañan porque la mugre tiene onda, en los inflados intelectuales, en los críticos resentidos que jamás crearon alguna obra potable propia. En esos actores que se creen cultos por haber estudiado, en 25 años, un par de guiones y haber leído "Stanislavski para principiantes". En las posturas políticas decorativas y contradictorias, puro discurso y cero acción, como esa gente que mata por vivir en barrios caros o vestirse en Armani; pero se dice de izquierda.
CONCLUSIÓN: Extraño mi época glam, cuando no daba explicaciones; y estoy harto de los "abusadores sociales". O sea, aquellos que parecen entrenados, decididos a romper tu barrera del sonido, a traspasar tu línea de tolerancia, que se meten en tu intimidad sin ser invitados o utilizan tu bondad como felpudo. Desubicados, envidiosos, cínicos, flojos, trepadores, chantas, etc.
Si bien, como estudiante de psicología, no estoy de acuerdo en algunos puntos con el contenido del libro "Gente Tóxica" de Bernardo Stamateas, el título es perfecto. ¿Te pusiste a pensar en la cantidad de pelotudos que te bancás a diario? Y ojo, porque es contagioso.
PD: por algo hoy me puse una remera a rayas.

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