19 nov 2008

La Sarli, Minujín, Ser Perro y El Sueño.

¿Qué pretende usted de mí?, le pregunto al Universo. Llega fin de año y me siento como una de las obras de Marta Minujín "La catástrofe de la percepción":

Los omnipresentes parciales y finales de mi tercer año de carrera, una mudanza insoportable hacia atrás, las perspectivas termitas de un nuevo empleo, la actualización periódica de mis blogs, mi segundo libro buscando materializarse, el guitarrista que necesito y no aparece, mi actividad musical que pasa de punto muerto a quinta. Ir a terapia y al gym. Todo lo que por un lado aporta, suma, se convierte por otro, en sobre peso. Salvo poder amar y ser amado porque es lo único que me da placer.
Encima, estoy pensando, si puedo afrontar los costos, en la posibilidad de anotarme en el 2009 para seguir estudiando canto, teatro, sumarme a un taller de arte digital, continuar con un taller literario, etc. Lo miro a mi perrito (sí,mío) jugar con uno de esos huesos falsos, hechos con cuero seco y me digo. No hay mejor cosa, si te cuidan como corresponde, que ser un perro. Tus funciones son, darle afecto a tu amo, comer, dormir, hacer tus necesidades, pasear, jugar, te bañan una vez por semana, en fin. Me quejo, en vez de agradecerle a la vida todas las oportunidades que me ha dado, porque estoy agotado y tengo sueño. A dormir. Mañana será... y eso es lo que cuenta. ¿No?

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